Salgo del metro, maldiciendo por el calor, y me encuentro con el terrible paisaje en el que se ha convertido la plaza. Todo está lleno de polvo y ruido debido a la constante construcción que se produce en gran parte de la ciudad. Es entonces cuando de pronto me sorprende un olor distinto, una brisa de aire fresco. Aroma a primavera, a flores ricas, a colores. Me doy vuelta, desesperada por encontrar su origen, y ahí está: el quiosco de flores. Rodeado de polvo, de incompletud, de blanco, gris y ruido, se alza orgulloso, pequeño y colorido. No puedo evitar mirar y sonreír... Puedes seguirme también a través de TWITTER , FACEBOOK , INSTAGRAM y hacerte fan de mis ilustraciones en @chezagnes_illustrations